miércoles, 19 de septiembre de 2012

Día 8: Reykjavik - Alicante


Como ya dije ayer, esta mañana tocaba madrugar. Desde Reykjavik al aeropuerto tardamos una hora desde la estación de autobús central, pero tenemos que contar, que el autobús que nos viene a recoger al hotel, tiene que hacer la ruta por los hoteles de la zona para recoger a todos los viajeros y llevarlos a la estación principal.
Nos levantamos a las cinco, y el hotel nos tiene preparado el bufete del desayuno para que no nos marchemos con el estómago vacío. Este será nuestro último atracón matutino, jejejeje. El flybus llega puntual y en 20 minutos estamos tomando el autobús que nos dejará directamente en el aeropuerto.
Cuando llegamos a la terminal, vemos en un cartel informativo, que a los pasajeros de Icelander nos obligan a hacer el checking en las máquinas de la compañía. En realidad, no lo entendemos, porque luego nos obligan a hacer cola para entregar los equipajes donde nos vuelven a comprobar los billetes. Como yo llevo mochila, me obligan a dejarla en la última cinta, puesto que la consideran equipajes mas largos de lo habitual. En fin, algo absurdo que a estas horas no quiero comprender...
El aeropuerto es bastante grande y hay un montón de tiendas para curiosear y restaurantes para tomar algo. Nosotras decidimos curiosear un poco, pero enseguida nos muestran la puerta de embarque. Sentadas un rato, vemos que este vuelo no va a ser como el de ida. Aparece una larga cola de islandeses jubilados que viajan a España, Benidorm seguramente...
A pesar del cansancio por el madrugón, al final termino enganchada a dos películas que me hacen el viaje super ameno. ¿De verdad que ya estamos en Alicante? Es mas, se me ha hecho mas largo esperar el desembarco de nuestro equipaje, que las cuatro horas de vuelo. Y es que Alicante, a pesar de tener nueva terminal, solo tiene dos cintas para los vuelos de fuera de UE. ¿Como? Así que se juntan cinco desembarcos y nuestras maletas no salen por ningún lado. A la media hora, vemos que la gente de nuestro vuelo se dirige a la cinta de al lado, en la que también indican nuestro vuelo, y empiezan a recoger las maletas. No me lo puedo creer, la cinta gira y gira y nuestras maletas no aparecen. Cual es mi sorpresa cuando de repente miro al suelo y veo la maleta de Verónica, y a al lado, mi mochila, tiradas. ¿Pero como puede ser la gente así? Lo siento, pero estas cosas me dan mucha rabia. No aguanto que no se respeten las pertenencias de los demás, así que un punto negativo para los abuelitos islandeses.
Son las cuatro de la tarde y yo no me voy sin antes comer algo. Para no retrasarnos mas en el viaje a Valencia, me compro algo mientras esperamos a que nos recojan los del parking. La verdad es que funcionan muy bien, y en diez minutos ya estamos dentro de la furgoneta.
El Fermi, mi coche, está perfectamente y totalmente a mano para salir dirección Valencia. Como viví dos años y medio en Murcia, y utilizaba el aeropuerto de Alicante para viajar a Santiago de Compostela, esta carretera me la se de memoria, jejejeje. A las cinco y media estamos en Valencia recogiendo a Xenxo, mi perrito y comiéndonos a besos. Lo he echado mucho de menos, pero es difícil viajar con mascota, porque no en muchos sitios las aceptan. Pero el está bien cuidado en mi ausencia, y para el es menos duro el cambio.
Aquí termina mi último viaje. No tengo nada en mente todavía...o bueno, quizás si, jejejjee. Pero eso será otra historia.
Hasta la próxima.


Bego

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