Ayer nos acostamos con ventisca de nieve y hoy nos hemos despertado…con ventisca de nieve!!! Eso si, parece que la máquina quitanieves ha madrugado más que nosotras, porque a pesar de cómo está nevando, la carretera parece completamente limpia.
Oímos ruido de platos y nuestro estómago reacciona…Desayunoooooooo. Hoy la variedad está en un queso de cabra picante y salmón y bacalao ahumado. Todo casero por supuesto ñam ñam. Hoy disfrutamos también de la charla agradable de una pareja de ingleses.
Como nos han cancelado la visita en barco en Husavik, y nos comentan que el tiempo en la costa es bastante desagradable, tanto que la flota pesquera está amarrada, decidimos no hacer esos kilómetros en vano. Para los avistamientos de ballenas, este es uno de los pueblos principales y la empresa organizadora es Gentle Giants (http://www.gentlegiants.is/home/).
La excursión dura unas 3 horas y ya nos habían avisado de que hace mucho, mucho, mucho frío en el mar. Es recomendable llevar varias capas de ropa, y aún así, en el barco también tienen monos por si eres demasiado friolero. Al final del crucero, sirven chocolate caliente con rosquillas típicas islandesas. Hay que reservar plaza, aunque no pagas hasta el día del viaje y el coste es de unos 50€ por persona. Viajeros anteriores me comentaron que era un poco timo, pero aún así, creo que puede ser una experiencia interesante. Aunque solo sea por comprobar que temperaturas puede soportar tu cuerpo, jejejejeje.
Nosotras nos lo apuntamos en nuestra cajita de cosas pendientes de viajes.
Bueno, fuera no para de nevar, pero a pesar de estar haciéndonos las remolonas, no queda otra, toca continuar con la ruta. La verdad, es que no hace tanto frío como parece, y unos copos de nieve no van a detenernos.
Habíamos dejado para hoy la visita a Krafla. Esta zona es una cadera volcánica de 10 km de diámetro. Incluye uno de los dos cráteres volcánicos más conocidos de Islandia junto con Askja, el Stóra-Viti, que tiene un lago interior de color turquesa. Aquí también se encuentra Námafjall, un área geotermal plagada de volcanes de lodo hirviendo, solfataras y fumarolas humeantes.
El volcán Krafla siempre ha sido muy activo. Tiene 2 km de profundidad y ha entrado 29 veces en erupción, la última en 1984. Pero la mas importante fue en 1724, cuando se creó una fisura de 11 km y la lava fluyó por su base hasta unos 20 km. Las fuentes de lava se podían divisar desde el sur de la isla, y a este suceso lo bautizaron coloquialmente como “los fuegos de Myvatn”.
Rodeamos el lago Myvatn y regresamos a las montañas. A pesar de que la quitanieves ha hecho su trabajo, en bastantes zonas el viento ha vuelto a depositar la nieve en la carretera. Tomamos la carretera 863 a nuestra izquierda. Esta completamente nevado a nuestro alrededor, pero queremos intentarlo. Y lo intentamos, hasta la central geotérmica, porque a partir de ahí, imposible pasar. En realidad, es una locura de viajero, porque bajo este manto blanco, poco podemos ver.
Aún así, he bajado alguna foto de Internet para mostrar la zona.
Bueno, no pasa nada, así que continuamos el viaje rodeando la costa hasta llegar al hotel de esta noche. A escasos 20 km de Myvatn, deja de nevar completamente. Es lo que mas me alucina de esta isla, el clima tan diferente en función de si estás en una zona montañosa o llana.
Volvemos a una zona de llanura, con maravillosas montañas que parece que nunca terminas de rodear y de repente, el paisaje nos sorprende con otra maravilla de la naturaleza.
Estamos en la emblemática cascada de Góðafoss o “cascada de los Dioses”, bautizada en memoria a la aceptación del Cristianismo en Islandia, alrededor del año 1000. Sin duda no es la mas grande, pero si una de las mas bellas. Apenas tiene 12 m de altura, pero el marco que la rodea, la convierte en una preciosa estampa y seguro que a media noche, es hasta romántica, jejejejje.
La carretera N1 se vuelve serpenteante pegada a la costa. Son las doce del medio día y hemos llegado a Akureyri. Después de Reyjkavik, y salvando las distancias, se puede decir, que este pueblo si se merece esas grandes letras en el mapa, jajajaja.
Estamos un poco cansadas de coche y de granjas, así que decidimos pasar unas horas en el pueblo. Hay una zona comercial, y por supuesto, tenemos que curiosearla, jejeje. También aprovechamos para tomar un café, comer algo y actualizarnos socialmente con la wifi y el móvil. Me estoy aficionando a las cremas de verduras y sobre todo, al pan con mantequilla que las acompaña…que bueno!
En todo viaje, suceden un montón de anécdotas, y hoy era el día de la “guirilada”. Cuando nos entregaron el vehículo de alquiler, en el parabrisas delantero había una pegatina con una especie de reloj y una flecha que se movía. Obviamente intuimos, que eso tenía algo que ver con el aparcamiento. Hasta el día de hoy, el dejar el coche no tenía ninguna complicación, pero en Akureyri nos topamos con la conocida línea azul, y su señal de la que solo conseguimos descifrar 10-16, y porque son números...Hacemos nuestras cábalas: ¿Qué solo se puede aparcar de 10 a 16 minutos? ¿Qué solo se puede aparcar de 10:00 a.m a 16:00 p.m?
Nosotras, que somos más listas que las ardillas, decidimos observar los vehículos que nos rodean y Vero dice que casi todos marcan un 12. Pues nosotras ponemos el 12!!!
Decidimos comer en un restaurante desde donde podemos ver el coche y aparentemente, no pasa nada. A las 3 p.m decidimos que ya es hora de continuar con la ruta, y al acercarnos al vehículo…. Multaka!!!!! ¿Cómo? ¿Por qué? ¿12€? ¿Pero estamos locos?!!!
Nosotras intuíamos el por que, pero nos parecía tan absurdo, que pensábamos que no podía ser. Pero si amigos, el reloj únicamente sirve para que indiques a la hora que vas a dejar el sitio libre. No te obligan a dejarlo entre unas horas, no hay límite de tiempo, tan solo tienes que irte a la hora que has indicado. Y yo pienso, vale que Islandia tiene una sociedad envidiable, que la economía llegó a ser la mejor de Europa…pero coño!!! Si puedo estar aparcado ahí el tiempo que me da la gana, ¿Por qué me multas? ¿Por ser desconsiderada con los que buscan aparcamiento? Pero tranquilos, aunque me parezco ilógico, la pagaré…De verdad… que si, que si.
La última granja-hotel del viaje me tenía un poco descolocada, porque había que seguir una serie de carreteras terciarias de secundarias, que no conseguía encontrar en ningún mapa. Ayer, mientras curioseaba en los trípticos y guías informativas del Europcar de Egilsstadir, encontré un mapa donde aparecía la inquietante carretera 754 que nos conduciría hasta Steinsstaðir. Al final resultó mucho más fácil de lo que pensaba dar con el hotel, y es que a estas alturas del viaje, parecemos islandesas de toda la vida. Bueno, la Vero mucho mas, que es rubia.
Más que una granja-hotel, parece un colegio mayor. Está ubicada en una explanada con otros albergues, al lado de un pequeño río. Está lloviendo, así que sacamos las cosas del coche y llamamos a la campanilla.
Sin duda, es la menos acogedora del viaje. Por fuera parece un edificio reciente, pero por dentro, la distribución y la decoración, parece de caserón antiguo. Las habitaciones son enormes, y están distribuidas como en un colegio mayor. En principio parece que solo estamos nosotras y alguien que ronca, y eso que son las seis de la tarde, a un par de habitaciones de la nuestra.
El lugar esta un poco deshabitado, así que decidimos aprovechar la cocina, y preparar algo de cena con la comida que llevamos en la maleta. El agua del grifo está buenísima, por lo que es absurdo gastar dinero en la embotellada. Nos instalamos con nuestros platos en la sala de estar común, que es el único sitio donde se coge la wifi y cotilleamos sobre los últimos sucesos en España.
Pero la tranquilidad se nos termina pronto, porque acaba de llegar un minibus lleno de adolescentes que se hacen dueños de la sala.
En fin, creo que lo mejor será irnos a dormir. Mañana nos espera un día duro, porque queremos llegar a Reykjavik antes de comer, para no irnos sin ver la capital.
Hasta mañana