Nos lenvantamos temprano, pero antes de iniciar viaje a nuestro paraje vacacional, aprovechamos para hacer unos recados con nuestras anfitrionas y así también familiarizarme con el coche y ver como se circula en la isla.
Primera lección de conducción: aquí predomina la ley de la jungla, pero si sigues las cuatro reglas básicas, no hay problema: mucho cuidado con las motos ( aparecen por todos lados y normalmente no llevan ni casco ni ropa adecuada para circular con ellas), deja que se incoporaen a los carros públicos (furgonetas que sirven como tranporte público), en los semáforos si giras a la derecha puedes pasar sen rojo ( con las precauciones debidas, por supuesto) y no te enfades cuando te piten...porque todos pitan, y da igual lo que hagas o a la velocidad que vayas...siempre te pitarán...Con estas reglas y gracias a que los dominicanos no conducen excesivamente rápido, lo de conducir está chupado...jajajajaja, o eso creo...
Nuestro primer destino es la Península de Samaná,situada al noroeste de la ilsa y uno de los secretos mejor guardados de la República Dominicana, con sus maravillosas playas bañadas por el Oceáno Atlántico y su fabuloso santuario de ballenas jorobadas, que la visitan entre el 15 de enero y el 15 de marzo.
Salimos de Santo Domingo por la autovía que se dirige hacía el aeropuerto y a la izquierda hay una salida hacia Samaná, que nos remite a una autopista que atraviesa el parque natural de los Haitises. Como nota decir, que al ser autopista hay peajes y que no llega hasta el pueblo. A unos 30 km se convierte en una pista de tierra.
Aún así,el viaje es muy agradable y entretenido y aprovechamos para ponernos al día entre las cuatro, mientras Juli nos va explicando cosas de las zonas que vamos atravesando.
Tenemos reservadas 4 noches en un pequeño hotelito en la zona de las Galeras llamado "La ballena escondida", un complejito de cabañas mezcladas con un bosque de palmeras que termina en una pequeña cala.El precio, unos 30€ por persona al dia.Para no perderse, hay que llegar al pueblo de Samaná y continuar hacía las Galeras. Lo mas fácil es seguir el malecón que te lleva a una carretera de tierra que va rodeando la costa de la península y a sus lados está poblada de casitas humildes y colmados ( tiendas que venden alimentos básicos).
Por fin llegamos a nuestro destino, un maravilloso paraje perdido en medio de la naturaleza. Eso si, con este calor y el sopor que produce, el que el hotel esté en cuesta nos parece una broma macabra, jajajajaja
Una vez instaladas las maletas en nuestra cabaña, cogemos nuestros bañadores para bajar a la playa. El agua está cristalina y a una temperatura fantastica, el mejor relax después de varias horas de viaje. Pena de no estar solas, ya que unos adolescentes emocionados por nuestra presencia insisten en hacerse notar a nuestro alrededor. Menos mal que mañana es lunes y esperemos,... todos tengan colegio...jajajajaaja.
Después de cenar en el hotel, decidimos estrenar nuestra terracita decorada con dos mecedoras y una hamaca y charlar un rato alrededor de una botella de ron, la mejor manera de terminar un día en el Caribe dominicano.
Nuestro primer destino es la Península de Samaná,situada al noroeste de la ilsa y uno de los secretos mejor guardados de la República Dominicana, con sus maravillosas playas bañadas por el Oceáno Atlántico y su fabuloso santuario de ballenas jorobadas, que la visitan entre el 15 de enero y el 15 de marzo.
Salimos de Santo Domingo por la autovía que se dirige hacía el aeropuerto y a la izquierda hay una salida hacia Samaná, que nos remite a una autopista que atraviesa el parque natural de los Haitises. Como nota decir, que al ser autopista hay peajes y que no llega hasta el pueblo. A unos 30 km se convierte en una pista de tierra.
Aún así,el viaje es muy agradable y entretenido y aprovechamos para ponernos al día entre las cuatro, mientras Juli nos va explicando cosas de las zonas que vamos atravesando.
Tenemos reservadas 4 noches en un pequeño hotelito en la zona de las Galeras llamado "La ballena escondida", un complejito de cabañas mezcladas con un bosque de palmeras que termina en una pequeña cala.El precio, unos 30€ por persona al dia.Para no perderse, hay que llegar al pueblo de Samaná y continuar hacía las Galeras. Lo mas fácil es seguir el malecón que te lleva a una carretera de tierra que va rodeando la costa de la península y a sus lados está poblada de casitas humildes y colmados ( tiendas que venden alimentos básicos).
Por fin llegamos a nuestro destino, un maravilloso paraje perdido en medio de la naturaleza. Eso si, con este calor y el sopor que produce, el que el hotel esté en cuesta nos parece una broma macabra, jajajajaja
Una vez instaladas las maletas en nuestra cabaña, cogemos nuestros bañadores para bajar a la playa. El agua está cristalina y a una temperatura fantastica, el mejor relax después de varias horas de viaje. Pena de no estar solas, ya que unos adolescentes emocionados por nuestra presencia insisten en hacerse notar a nuestro alrededor. Menos mal que mañana es lunes y esperemos,... todos tengan colegio...jajajajaaja.
Después de cenar en el hotel, decidimos estrenar nuestra terracita decorada con dos mecedoras y una hamaca y charlar un rato alrededor de una botella de ron, la mejor manera de terminar un día en el Caribe dominicano.
Bego y Vero
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