No hay mayor placer en el mundo que levantarse temprano y disfrutar de un gran desayuno con tus amigos arreglando el mundo o recordando viejas anécdotas...
Aunque anoche no teníamos nada para cenar, puesto que tampoco sabíamos que podíamos cocinar, menos mal que no nos aventuramos, si que paramos en un supermercado para coger lo necesario para disfrutar de nuestro primer desayuno.
La idea de estas vacaciones es mezclar turismo de playa y turismo cultural. En esta zona no vamos a tener problema para disfrutar de ninguna de las dos opciones.
Como ya dije en la primera entrada, como al final de las playas poco hay que contar a parte de la localización, haré una entrada conjunta con la que nosotros visitamos.
Hoy vamos a ir a la playa a la zona de Livorno y luego a visitar la ciudad.
Hemos pasado la mañana en la zona de Antignano, en una playa normal, que me recordaba un poco a la Malvarrosa de Valencia. Cuando buscaba ideas para playas y zonas que visitar, todo el mundo hablaba de playas privadas en las que tenías que pagar para tumbarte al sol. He de decir que de momento, a las playas que hemos ido, no hemos tenido que pagar para estar en la arena.
Hoy nos pasó algo muy curioso, puesto que después de dar muchas vueltas, por fin conseguimos orientarnos hacia la zona de playa. Son como chiringuitos u hoteles de playa, que tienen sus tumbonas, pero hay una zona libre para tumbarte.
Decimos meter el coche en una zona con una verja abierta, pero donde había coches y motos aparcados. A la hora de comer, vamos a coger el coche para ir a Livorno y vemos que la verja está cerrada, sin mas. Sin un teléfono para llamar, solo un cartel que ponía que en esa zona no se podía aparcar. En fin, que detrás de nosotros se para otro coche, un matrimonio italiano de mediana edad. Se baja del coche, ve los mismo carteles que nosotros y sin mediar mas palabra, va al maletero del coche y vuelve con la llave de las tuercas de la rueda de repuesto. Le pide a nuestro amigo Damián que sujete el candado que cierra la puerta, y sin mas, lo revienta!!! Jajajajjaja...parece que a nuestro amigo no era la primera vez que le ocurría algo parecido jajajjaaja. Así que sin mas que decir, huimos del lugar del crimen por si acaso...jajajajjaja
Sin mas novedad, llegamos a Livorno y aparcamos en el centro con la idea de buscar donde comer.
Cerca de donde aparcamos encontramos un bonito restaurante, con una terraza bajo unos soportales y que tiene un menú del día muy asequible. Tiene pasta fresca, pizza y cerveza italiana...
Una vez ya hemos repostado y nos hemos rehidratado, partimos desde aquí para inspeccionar la ciudad. Estamos al lado del mercado que parece bastante viejo y sucio y nos encaminamos hacia la nueva fortaleza.
Entre foto y foto llegamos a lo que se denomina la pequeña Venecia, puesto que la Nueva Fortaleza está rodeada de canales con un montón de lanchas.
Dentro de la Fortaleza hay un parque que a estas horas de la tarde, los turistas y foráneos aprovechan para descansar a la sombra de los árboles. Sinceramente no nos parece un lugar muy cuidado.
Desde la parte mas alta de la fortaleza, tenemos unas vistas preciosas del canal...
De aquí continuamos por los canales de la Nuova Venezia con restaurantes muy chulos e iglesias enormes. Este es el único barrio que quedó en pie después de la II Guerra Mundial y nos recuerda a la vieja Italia...
Se nos está haciendo un poco tarde, puesto que falta media hora para que venza nuestro ticket de la zona de la hora y aun estamos un poco lejos de la zona donde aparcamos. Entramos a visitar esta iglesia que nos llama la atención por su edificio exterior...
Aunque teníamos marcadas algunas cosas mas que ver hacia las afueras, nos dirigimos a ver la Vieja Fortaleza puesto que es uno de los tesoros mas importantes de Italia. En las guías nos la ponen como una visita imprescindible con unas buenas vistas del mar...pero nos encontramos con un edificio enfrascado en el puerto lleno de andamios y con bastante imposibilidad de visitar...que decepción.
De regreso al coche puedo decir que Livorno se ofrece como una ciudad pequeña caótica y bastante sucia. De primeras me recuerda bastante a Palermo, que la tenemos muy presente de nuestras vacaciones pasadas, y no veo ese esplendor que me esperaba de esta ciudad después de lo leído acerca de ella.
Lo mas sorprendente es que los propios italianos se preguntan que es lo que nos ha llevado a visitar la ciudad de Livorno y no entienden porque sale en las guías como ciudad turística. Nuestra visita ha terminado y nos dirigimos a nuestra casa para cenar tranquilamente. Hoy si que vamos a llevar provisiones para hacer una buena comida con los productos típicos de la zona y un buen vino.
Nos sorprende ver en que los supermercados puedes entrar con perro, lo sientan en la zona destinada a los niños en el carro metálico, y que la fruta y verdura está bastante pasada. Aún así, conseguimos preparar una buena cena para reponer fuerzas del día. Mañana...mas!!!
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