Comienzan
por fin las vacaciones de verano después de pasarme casi toda esta estación
trabajando en Madrid. Ha sido muy duro, con un calor infernal, pero por fin nos
toca vaguear una semana en la playa.
Todo
el mundo ha vuelto de su descanso triste y yo tengo una sonrisa de oreja a
oreja. Además, se pronostica que la última semana de agosto aún será cálida en
Sicilia, por lo que podremos disfrutar de playa todos los días.
Vero
y Helena han llegado ayer para evitar percances en el viaje y Xenxo se ha
quedado a buen recaudo durante esta semana, por lo que podemos disfrutar sin
ningún contratiempo.
Decidimos
viajar con Ryanair por el precio, sin duda, además de porque vuela directamente
a Palermo. A pesar de que nuevamente han
decidido reducir las dimensiones de la maleta de mano ( la mía ya tenía
dimensiones inferiores a las que pedían anteriormente, por lo que no he tenido
que cambiarla) conseguimos meter todo lo imprescindible para estar muy guapas
en Italia…¡ menos mal que es ropa de verano y ocupa poco !
El
vuelo transcurre sin ningún tipo de contratiempo y son tres horas y media que
se pasan muy rápido, la verdad.
En
el aeropuerto nos recoge la empresa de renting. En nuestro caso, nos indican un
punto exacto en la parte de salidas, pero vemos que hay una zona en la parte de
llegadas donde un autobús te recoge en función de la empresa de vehículos que
hayas alquilado.
Nuestra
empresa de renting está bastante lejos del aeropuerto, y una vez que estamos allí
tenemos ciertos problemas. Lo contratado online no es suficiente y tenemos que
hacer un seguro a parte. Tras varias discusiones, aceptamos pagar la
diferencia, puesto que solo tenemos ganas de salir de allí. Cuando por fin nos
van a dar las llaves de nuestro Fiat 500 ( que es el coche con el que queremos
viajar), el gestor nos pregunta si vamos a ir a Catania. Nosotras ilusas,
respondemos que quizás si lo visitemos. Inmediatamente cambia de opinión sobre
el vehículo y nos indica que no nos puede alquilar el Fiat 500 puesto que en
Catania los roban y que a cambio nos dará un vehículo de categoría superior.
Nuevamente
comenzamos a discutir con él, puesto que no vamos a dormir en Catania ni
tampoco estamos seguras de que nos de tiempo a visitarla. Tras varios minutos
de aspavientos y tiras y aflojas, conseguimos que nos den el Fiat 500
prometiendo que no pisaremos Catania…o al menos de palabra…
Por
fin conseguimos salir de este pueblo con nuestro vehículo alquilado y nos
dirigimos a Palermo. Decir que los sicilianos, a pesar de que en la autovía
casi no se puede superar los 100km/h, conducen rápido y mal, pero “donde
fueres, haz lo que vieres” que dice el refrán. El camino hacia Palermo es por
una carretera secundaria llena de pueblos ( me recuerda un poco a Galicia) y se
hace bastante tediosa. Os recomendamos que o bien alquiléis el vehículo con GPS
o llevéis 3G para poder buscar las calles, porque es una ciudad bastante liosa.
Por suerte para nosotras, Vero que no puede vivir sin Internet y se ha asociado
a una tarifa especial y podemos tirar de Google maps para llegar al centro y a
nuestro hotel.
Para
este viaje hemos decidido pernoctar en B&B , puesto que pasaremos la mayor
parte del tiempo en la carretera o en la playa, pero creo que al final ha sido
una gran elección. Para buscarlos hemos recurridos a las webs de booking y de
AirB&B. Esta última web para nosotras, ha sido un grato descubrimiento.
El
alojamiento de Palermo lo buscó Vero y ha acertado de pleno. Estamos en el
centro de Palermo y el hostal es muy bonito. Está en un edificio antiguo, al
lado de una pizzería con horno de leña y la habitación es muy amplia. La
recepcionista es una chica muy agradable que nos pone al día de que zonas
visitar, donde comer y el que y por donde pasear. Además nos explica que esta
parte de la ciudad tiene parking de pago (nuestra conocida zona azul) y que
debemos comprar en un estanco los tickets de aparcamiento si mañana vamos a
salir después de las 08:00 a.m.
El
sistema de pago es muy curioso y creemos que está hecho propiamente para
turistas. Primero, recordad bien la calle donde está el coche, porque
dependiendo de la zona, los “rasca y gana”, que así los bautizamos nosotras,
son de colores diferentes. La zona de pago empieza a las 08:00 a.m hasta las
08:00 p.m y tienes que comprar una papeleta por cada hora que vayas a estar.
Cada hora es 1€. Luego vas rascando en cada una el año, día, hora y
minutos ( si vas a estar menos de 1 hora) y los pones todos en el salpicadero
del coche. Como veis, un sistema moderno, práctico y eficaz donde los haya,
jajajajajaja.
Una vez organizado el tema del vehículo,nos dirigimos a pasear un rato por Palermo y ver los alrededores de la ciudad. Nuestro hostal se llama C'Era una Volta . Está situado en una zona turística, en la Vía Príncipe Grantelli, 28. Cuando llegamos nos atiende una chica que nos resuelve todas nuestras dudas y nos indica que es lo mas importante que ver o que comer.
Subimos por la via Roma y llegamos a la plaza Ruggero Settimo donde se encuentra el Teatro Politeama Garibaldi. Callejeamos por la via Vittorio Emanuele y giramos por la via Ruggero Settimo hacia la piazza Giussepe Verdi.
Es aquí donde encontramos el Teatro Massimo que es el mayor teatro de opera de Italia y el tercero de Europa.
De aquí continuamos hacia la Via Maqueda una de las mas conocidas de la ciudad.
Por esta zona nos han recomendado que probemos una de las especialidades de la ciudad, las arancinas que son unas bolas de arroz rellenas de queso, cerdo, verdura, tomate...empanadas y fritas. La verdad es que estamos tan hambrientas que apenas nos da tiempo a degustarlas, jajajaja...
Y como se suele decir, donde fueres,haz lo que vieres, así que si se comen en la calle, pues nosotras nos las tomamos también en la calle.
Los Quattro Canti es una plaza octogonal situada en el cruce entre los dos principales ejes de Palermo: la via Maqueda y il Cassaro en la Piazza Vigliena.
Y de aquí a la Fontana Pretoria denominada también la "Fuente de la vergüenza" por la desnudez de las estatuas con San Giusepe dei Teatini al fondo.
Seguimos paseando por via Maqueda sin rumbo fijo y decidimos girar hacia el puerto y desde ahí, volver al hotel. Callejeando terminamos en una plaza con edificios apuntalados, muros caídos y adoquines levantados...que en cualquier otra ciudad nos hubiese horrorizado, pero aquí nos llama la atención por estar llena de gente en terrazas con mesas y sillas de plástico. Decidimos sentarnos un rato y como tenemos aún un poco de hambre de todo el día, Vero y yo nos aventuramos a pedir un bocadillo de calaramares con un vino rosso que está caldo, caldo como dicen los italianos...Elena está horrorizada de nuestra idea jajajajaja
Finalmente salimos al puerto deportivo donde hay un lido muy moderno con mesas y sofás blancos muy cool. Decidimos sentarnos y degustar un cóctel acorde con el ambiente.
Se ha hecho un poco tarde y aun estamos lejos del hotel, por lo que decidimos poner rumbo hacia el orientándonos desde el puerto. Sin ningún problema llegamos a Príncipe Grantelli quizás orientados por el olor a pizza que sale del restaurante que hay bajo el hotel. Sin duda tendremos que probarlo a nuestro regreso a Palermo. Ahora nos vamos a dormir porque mañana empieza nuestra ruta por la isla...
Bego
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