Vuelve a apetecernos cruzar
frontera y visitar la capital del país vecino. Nuestros compañeros de Osijek
dicen que Belgrado es como Madrid… no sé yo si de vedad será tan grande… pero
es que los croatas son un poquito exagerados en el tema de las comparaciones,
jejejeje.
Belgrado es la capital de Serbia
y se encuentra ubicada en la confluencia de los ríos Danubio y Sava. Su
población supera el millón trescientos mil y es una ciudad con mucha vida,
tanto diaria como nocturna.
Llegamos a la ciudad el viernes y
alquilamos un apartamento en el centro, cerca de la plaza de la República.
Comenzamos nuestro paseo en dirección
a la parte política de la ciudad.
El parlamento de Serbia es la sede
de la Asamblea Nacional y se encuentra entre las calles Takovska, la Plaza de
Nikola Pašić y Vlajkovićeva. No lo podemos visitar y se encuentra en obras, por
lo que las fotos no son las mejores, jajaja
Cruzamos el Parque Pioneros, que
es el parque central de la ciudad y llegamos al ayuntamiento, un enorme palacio
gris, desde el que se puede ver el parlamento. Al gris del edificio, lo alegra
un hermoso jardín con flores de colores.
En la calle paralela a la trasera
del ayuntamiento, se encuentra el museo de Nikola Tesla. Nosotros intentamos
visitarlo, pero sin reserva de días anteriores es una lotería. Nosotros no
pudimos entrar. Tras esta primera falta, nos dirigimos al famoso Templo de San
Sava.
El Templo de San Sava es la
iglesia ortodoxa más grande de los Balcanes y una de las más grandes del mundo.
San Sava fue el fundador de la iglesia ortodoxa serbia y tuvo un papel muy
importante en la historia medieval.
Cabe destacas sus espectaculares
frescos tanto en paredes como en el techo y todo el oro que lo adorna. Sin
duda, es una visita que no se te debe olvidar en la ciudad.
Ya se nos ha pasado la mayoría de
la tarde caminando, así que callejeando llegamos de nuevo a la plaza de la
Republica.
Desde aquí, nos dirigimos a la calle
Skadarlija, más conocida como el barrio bohemio. Caracterizado por sus calles
de adoquines, es considerado como el Montmartre local. Aquí se pueden encontrar
artistas locales, pero lo más característico son sus restaurantes y bares con
sus terrazas amenizadas con grupos en vivo de música tradicional serbia.
El día siguiente lo dedicamos al Kalemegdan
park, donde se encuentra la fortaleza, el museo militar y el zoo.
Esta fortaleza es la sección más
antigua del área urbana de Belgrado. Se pueden visitar sus murallas donde se
encuentra un museo militar al aire libre.
Desde esta zona, hay unas
hermosas vistas de la ciudad en su confluencia de los ríos Sava y Danubio.
Además de los muros, hay
iglesias, galerías y hermosas terrazas por las que pasear o descansar un rato.
Terminamos en la Ciudadela baja
con las maravillosas vistas en el mirador que hay justo al lado de la Estatua
de El Víctor.
Desde aquí ya nos adentramos en
la zona turística de la ciudad y paseamos por Knez Mihailova, calle peatonal famosa
por sus tiendas y terrazas.
Por la tarde nos vamos a visitar
la última parte de la ciudad. De camino al paseo del Sava y al lado de la
estación de tren, se encuentra el Monumento a Stefan Nemanja el cual se
inauguraró en enero de 2021. Este monumento de 23 metros de altura celebra el
culto al gobernante y los ocho siglos del estado serbio, así como la todavía
existente conexión del estado serbio y la Iglesia ortodoxa serbia.
Entre las calles Ada Ciganlija,
Makis, Kalemegdan Fortress y Strahinijíca Bana, puedes encontrar numerosos
restaurantes y discotecas donde está la auténtica movida nocturna de la ciudad.
Nosotros damos un paseo nocturno por la Sava Promenade, que esta enfrente de
esta especie de península y donde también hay numerosos restaurantes con música
y mucho ambiente.
Desde aquí hay unas fotos
espectaculares de los puentes Most Gazela y Brankov Most.
Como esto nos queda un poco a
desmano, decidimos repetir y volver a cenar en el barrio bohemio. Aquí no hay
que desmerecer, porque hay también mucho ambiente con música en vivo y gente
bailando. Bueno, aquí bailar es cantar y levantar los brazos hacia el cielo,
jejejeje.
Al día siguiente retomamos camino
de vuelta a Osijek con la sensación de haber disfrutado mucho el fin de semana.
Sin duda, una visita que ha merecido la pena.
Hasta pronto
Bego